El Reino de las Sombras era esa octava de vibración a la que aquellos que habían surgido de un ciclo cósmico inferior fueron llevados cuando los humanos abrieron la Puerta. Esto fue en el tercer ciclo o ciclo polar y quienes profundizaron en la oscuridad eran personas que amaban el poder material en lugar de dedicar sus vidas a las cosas espirituales. Las entidades que crearon no tenían forma ya que solo se generaba conciencia y luego los cuerpos tenían que formarse en ese nivel.

Separados de su conciencia cósmica y de su poder creativo - igual a los Elementales - no pudieron conectarse con este ciclo porque no habían desarrollado sus arcos primordiales. Sólo mediante la voluntad del hombre y la extracción de fuerza vital de la sangre podrían tomar forma.

Los maestros hicieron retroceder a la mayoría de ellos por la puerta inferior, pero hubo algunos que permanecieron en el lugar que les habían construido. Sólo salían cuando se llamaba su nombre y se hacía un sacrificio de sangre. Tomaron apariencia de hombre, pero su apariencia real era el cuerpo de un hombre o una mujer con cabeza de serpiente.
Podrían crear un brillo fascinante a su alrededor, dando la apariencia de humanos.

Ésta es la razón de la creencia en el poder hipnótico de la serpiente.

Asumieron la forma de líderes que habían sido asesinados en secreto, y gradualmente ellos y el pueblo que habían criado tomaron control de las naciones. Realmente parecían humanos, pero había una palabra que no podían pronunciar.

Esto fue enseñado a la gente por los maestros y se convirtió en ley que toda persona que ocupa un cargo Tenía que dirigir esta palabra al pueblo una vez cada mes lunar. Si no podía, lo mataban. Como resultado, fueron desplazados de sus lugares entre los humanos y poco a poco olvidados, sin embargo algunos aún existen en sus propios lugares, sin poder ingresar a nuestro mundo, ya que los humanos han olvidado los ritos con los que convocarlos. La palabra era: KININIGEN.